En la literatura mexicana, de acuerdo a la época y la intensidad del momento, cada escritor deja su legado en papel y es recordado eternamente. Casos ejemplares son los escritos de Sor Juana Inés de la Cruz, Jaime Sabines y Rosario Castellanos, entre otros, que con notas del corazón hicieron brotar sentimientos nunca antes contados.
Los textos dedicados al agave han concentrados sus letras en torno al tequila, sus paisajes agaveros e historias alrededor de su producción, mientras que la literatura del mezcal, bebida de los dioses, tiene versos aún no descubiertos como los de España Solis, Amado Nervo y Vargas Mariscal.
Cada uno con diferentes vertientes sentimentales pero con un mismo amor hacia el mezcal. A continuación, te compartimos algunas de sus obras:
Décimas de mezcal
De la bella Mayahuel
verde corona de reyes
se enseñoran los magueyes.
En la fuente de agua miel
del mágico Mexcaltmetl
con las raíces patecalt
logró el divino fermento
dándole así, conocimiento
a su majestad MEZCAL
de un sabor sin igual
no se distingue hacia quien
por su efecto letal:
para todo mal mezcal
y para todo bien también.
Tomarlo es el edén
Mayahuel, doncella olmeca,
preservó su doncellez
jugando con la embriaguez
en la tierra zapoteca
y aún en el reino azteca
sabor y olor a madera
de producto artesanal
destilarlo es un ritual
impregna así la pradera
emborrachando a cualquiera
con su mito del gusano
y el zumo afrodisiaco
gozarás el arrumaco
¡lo comprobarás hermano
con el cuerpo y con la mano!
dicen: “los gusanos rojos”
son fuente de proteína
verdadera vitamina
y hasta te pone de hinojos
abriendo mórbidos ojos
Julián D. España Solis (2007). Sección poética. AGROproduce. 44-45. México.
Los magueyes
¡Cómo fingen los nobles magueyes,
a los rayos del sol tropical,
misteriosas coronas de reyes,
colosos vencidos en pugna mortal!
Majestuosas sus pencas de acero
en las tardes parecen soñar...
Ellas vieron a Ixcoatl, altanero,
vestido de pieles y plumas, cruzar...
En el monte y el plan y el barranco,
de sus venas haciendo merced,
con su néctar narcótico y blando
calmaron piadosos del indio la sed.
Con su fibra le dieron un manto,
y supieron en ella esconder
el sutil jeroglífico santo
que cuenta a los nuevos las glorias de ayer.
Ellos vieron a Anahuac sentada
en sus lagos de plata y zafir,
y la vieron después humillada,
y al cabo la vieron rendirse y morir.
Majestuosos y nobles magueyes:
cuántas veces os oigo contar
vuestras viejas historias de reyes,
¡algunas tan tristes que me hacen llorar!
Amado Nervo. Tomado de «Los magueyes», Cantos escolares, en Obras completas, tomo ii, recopilación, prólogo y notas de Francisco González Guerrero y Alfonso Méndez Plancarte, México D. F., Aguilar, 1991, pp. 1466-1467.
El potatorum
Maguey mariposa
o tobalá
que crece en el balcón
se llama Glenn
aunque debería llamarse Raymond
ponerle nombre a las plantas es una tarea complicada diría, de hecho
que es un don
lo tienes o no lo tienes
como hacer chistes oportunos
como nacer en una familia con biblioteca
Vargas Mariscal, A. (2020). La fuerza hidráulica de las plantas y flores del diccionario. Parajes. Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca. México.